viernes, 18 de julio de 2008

FÓRMULAHOUSE

Gemela: A prueba de Tiempo
La Fórmula es universal. Y cada género o subgénero tiene la suya propia que lo caracteriza. La (sub)fórmula de la serie B es su ínfimo presupuesto. El Churro B se distingue por actores no profesionales y/o en decadencia (Kurt Rusell), tramas risibles o argumentos fáciles (Stutman Mike persiguiendo damicelas en peligro), entre otras especias que sazonan para muchos platillos tan exquisitos como los más finos. Son filmes de culto. Y sus directores también lo son y algunas veces infravalorados, por mencionar dos casos: el Maestro John Carpenter y dicen que un tal Russ Meyer del cual no he tenido el placer de merendarme algo de su Churrografía. Tarantino presuntamente retoma algunos elementos de este último en Death Proof que es espejo, es crítica y destrucción del género que retoma para “homenajearlo”. Y así lo percibí cuando vi la película. Y al momento no supe explicar por qué no era una obra menor sino todo lo contrario. Sólo me quedó la vívida sensación y un genuino asombro de que había presenciado algo más que dos historias repetidas, o puros diálogos banales de una historia tan simple y a la vez sin sentido, decían los detractores del filme. Y al momento no pude verlo con los ojos miopes que Dios me dio, porque fue una experiencia que desafió totalmente mi (corto) entendimiento, e incluso al día de hoy no puedo explicarla y decir por qué, por qué es en realidad, para mí, una Obra Mayor. Yo pienso que la película es Enorme, tanto que a muchos, a demasiados dizque expertos (críticos dizue profesionales) les quedó grande. Sólo supieron denostarla y escupir la presunta aberración con la que su idolatrado director los había traicionado, rellanando sus reseñas con datos adicionales de la película pero no analizándola a fondo. Y eso lo corroboró mi compadrito, al decirme que no halló una crítica PRECISA de lo que era Death proof. Y para mí, Tarantino muestra su genio al hacer una película tan “primitiva” en la cual agrega todo un manifiesto. Si Chaplin (NO es comparación) expresaba toda una postura ideológica revestida con sus múltiples situaciones llenas de hilaridad para deleitar al espectador común que sólo busca divertirse a carcajadas, entonces el Humor es una poderosa herramienta para montar un profundo análisis y/o una feroz crítica contra lo que no se está de acuerdo, la cual el espectador avezado puede leer al atravesar el velo y encontrar así la verdadera esencia que subyace más allá de la “simple” y superficial comicidad. Aquí entra la analogía (con calzador, a chingadazos, pero entra cómo pinches no): la Frivolidad también puede ser como un calzado viejo que sin embargo puede propinar un fuerte puntapié, o una sútil arma para derrochar inteligencia y exponer todo un concepto de ruptura hacia lo contenido en un sub género incendiándolo para, al mismo tiempo, crear algo totalmente NUEVO. Death proof, en mi inexperta y arriesgada opinión, es la Obra incomprendida de un gran artista, pero que superará la infalible prueba del Tiempo y se valorará como se merece (más me vale porque si no mi postura se iría al traste y al retrete). Lo mismo le pasó a Blade runner...

miércoles, 16 de julio de 2008

FÓRMULAHOUSE

Gemela: Planeta Churror

La Fórmula es el Género, la fórmula es la especie, lo formulaico es lo genérico, y la “fórmula particular” de x director que es su estilo o visión. También hay diversos géneros que clasifican temáticamente a determinadas películas. Drama, comedia, terror, ciencia ficción, etc. Y también existen subgéneros, clasificación establecida por términos cualitativos o financieros de una película: la famosa serie B. ¡Taaraaaán!. Lo que distingue a la serie B es su pobreza cinematográfica, producto de la escasez de dinero en su manufactura. O al revés… o lo que suceda primero. GRINDHOUSE rinde homenaje a la Fórmula (o la falta de ésta) de este (sub)género. Las hermanas gemelas A prueba de muerte y Planeta terror – personificadas por las gemelas reales que aparecen en ambas cintas, cuñadas del director de la segunda, parece – siguen la “Fórmula B”: mucha acción y diversión sin justificación, argumento risible, personajes forzados y situaciones gratuitas, descuidos técnicos, ínfima calidad cinematográfica, etc, etc. Excepto el presupuesto, claro. Pero algo pasó, las hermanas son totalmente diferentes. Planeta Terror cumple con la parodia y se erige en un sabroso Churro a toda ley, tanto, que uno no puede sino saborearse Machete; pero su carnala no resulta tan divertida. A prueba de muerte es diferente, porque ella es gemela de sí misma: Death proof es Grindhouse. ¿Cómo?. ¡Es 2x1!. ¿Eh?. ¡Es dos películas en una misma!. Y la película no tiene madre. Pero sí padre, y su creador es un genio. No sólo por eso, sino porque se da el lujo de echar abajo lo que aparentemente homenajea. Y de paso, dice una sagaz crítica española, Tarantino escupe a los fans y a la Crítica, sectores que según el texto de la mujer ibérica, el director desprecia no sin poco disimulo. Y tiene sentido porque a Tarantino le vale madre y no entrega lo que Rodríguez , divertimento fútil, sino que da algo más pero recubierto con una enorme envoltura de superficialidad. A prueba de muerte no es una película fácil ni “demasiado divertida” como la serie B a la que aparentemente rinde culto, porque sólo da dos momentos de eso: la escena del choque (metáfora de una brutal violación, dice Almudena, y lo confirma el largo monólogo del pinche Comisario mamón, y que al momento de verlo me recordó a aquél monológo-epílogo usado por Hitchcock al final de Psicosis) y la secuencia final de la persecución (que es la metáfora del orgasmo fémenino, dice Jordi, y ambos dicen bien pues desde esas ópticas tienen lógica), y eso es muy poca violencia para un Churro B que se precie de serlo, y las expectativas de fans y público en general sobre Tarantino se quedaron muy cortas. Y es por ello, según infiero, que a muchos no les gustó: porque la formula tarantinesca no está presente, fuera de los diálogos y toda esa esencia muy suya que transpira toda la película (¿como la despreciada Jackie Brown?). Por tanto, la historia resultó ser “aburrida”, “lenta”, “lineal”; defraudando a la gran mayoría de fans/público/crítica. Cuestión de gustos.

lunes, 14 de julio de 2008

El regreso de la Fórmula viviente

La Fórmula no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Se adapta a las nuevas generaciones mimetizándose al entorno. El público está expectante, deseoso de saber más. Dale. El público te espera. Bien. Lo sorprendente de LA MISMA LUNA es, contra todos los pronósticos y prejuicios, una película realmente buena. El elenco resulta acertado, Del Castillo y Del Derbez hacen olvidar su pasado telenovelero y cumplen. Y el que sobresale es Adrián Alonso. El chavito tiene ángel, lástima que de grande se parecerá a Chabelo; pero muestra capacidad y, ante todo, carisma, cosas que muchísimos de los pocos actores nacionales no tienen. Y más sorprendente aún es que bien pudo llamarse LA MISMA FÓRMULA. El uso del suspenso, los momentos melodrámaticos (sobre todo el inicio está, literalmente, de telenovela), la combinación del humor en momentos de dramatismo, la música, el ritmo perfectamente bien llevado... todo, todo está cocinado con el Formulario jolibudense pues posee el aroma del típico Churro bien cocinado (mmmm, ¡riquísimo!). Y quizá por eso, funcionó y duró tanto tiempo en cartelera, algo inusual para una producción nacional. Patricia Riggen, la directora del filme, imprime toda la hechura jolubudense a su película. Porque estudió Cine allá, quizá. Y no es egresada del CUEC o del CCC o de alguna otra universidad mexicana, que obviando excepciones sólo produce cineastas medianos, pretenciosos e incompletos que parece que egresan habiendo estudiado a Eisestein hasta la saciedad pero que nunca cuajan un historia decente, y ni siquiera el montaje de la escuela soviética saben siquiera imitar en sus pinchurrientas películitas, eso se ve... si alguien las ve. En cambio, la directora de La misma Luna (¿no es ella la realizadora de aquél excelente cortometraje de casi media hora titulado "La milpa"?) primero promovió la cinta en Estados Unidos, vía el Festival de Sundance; donde dicen los díceres que al finalizar la función fue ovacionada durante algunos minutos. Y al verla, tal acontecimiento no se me hizo exagerado. Y yo también la aplaudo. Porque la película es sumamente disfrutable. Sí, sí, tienes sus detallitos, pero la historia logra conectar, convenze y, sobre todo, conmueve. La verdá.
Pa que digo que no si sí: la (pinche) película es muy buena. Y la directora supo venderla, primero a los gringos (los Hnos. Weinstein la compraron, según) y ya con todo el apoyo de una productora gringa, aquí fue estrenada con ¿200? copias, un número descomunal para una producción no ya mexicana, sino hablada en castellano. Pero como la trama comprobó su eficacia en el público norteamericano y éste al igual que el mexicano ha sido educado ampliamente por Jolibud, por consecuencia lógica lo que funciona allá también funciona en taquilla aquí, y aquí La misma Luna vaya que funcionó. Y lo que no... pos no. Y fue lo que le pasó a Tarantino y Rodríguez, el espectador gabacho no entendió la broma dual empaquetada en Grindhouse, y Miramax, la ex productora de los Hnos. Weinstein precisamente, finaciadores de cabecera de Tarantino, decidieron venderla en Máxico y el resto del mundo por separado. Y fue ahí donde la puerca torció el rabo: La Fórmula se esfumó. La "fórmula personal" de Tarantino no pegó con DEATH PROOF, y fans y público en general no se lo perdonaron...

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