jueves, 17 de diciembre de 2009

BASTERDOS SIN GLORIA (3 de 3): el cine de propaganda... de Tarantino

La idea del final me pareció muy buena, y algo parecido hizo Michael Mann con el personaje de Johnny Depp en Enemigos públicos. Y esa escena secuencia final del cine ("La venganza de la cara gigante") dicen los críticos que es una cuestión de metaficción, y no lo sé explicar, pero en toda la superficialidad de sus historias-películas, siempre me ha dado la impresión de que tienen en realidad mucho de fondo. Como Death proof, y ahora Inglorious bastErds. Sí, Tarantino y su trabajo me simpatizan. A pesar de sus excesos, de su megalomanía, de que aquí "repite" Kill bill (dos cancioes y el peresonaje de Julie Dreyfus, mano derecha y traductora de inglés de O-Ren Ishii, aquí de francés de Goebbels), aunque yo lo veo más como autoreferencia-autohomenaje... porque BSG es un cuento ("Érase una vez"... y no tiene que ser "realista"), porque tiene escena sublimes, una muy romántica y la vez muy suigéneris: cuando el soldado alemán y Shozanna en su vestido rojo se balean mutuamente en la cabina del proyector y ella cae lentamente; porque es su Obra Maestra (lo dice él, lo escupe a través de Brad Pitt al final, y a veces me da por creerle), porque tiene muchas capas y tela de donde cortar...
Aquí, a comparación de Death proof, los diálogos tienen intención y no tienen desperdicio, son inteligentes y las conversaciones nunca se estancan, son interesantes. La edición de la escena de la balacera de la taberna es rapidísima y no se sabe quién le da cuello a quién, pero otras escenas se saborean lentamente, como el postre que Landa degusta con Shosanna y que Tarantino muestra a detalle con un close up sobre la crema... Por eso y muchas cosas más, ven a mi casa esta navidaaaaad... no, porque me parece que con el tiempo BSG se revelará como la gran pélícula que es, que con el paso de los años se apreciará y se le descubrirán todas su virtudes. No, y no porque idolatre ciegamente al director, sino porque pienso que es de esas películas que son tan grandes de uno u otro modo, que sólo el tiempo puede juzgar y poner las cosas en su justo lugar. (O quizá no, cabe la posibilidad, quién sabe)

El cine de propaganda nazi. La PARODIA de Tarantino: El actual cine de propaganda de Hollywood-Goebbels. Los alemanes en el cine (en BSG) se volvían locos ante la matanza de su héroe. Los gringos se vuelven locos ante Pearl Harbor y cualquier otra cinta bélica propagandista, como Transformers que "enaltece" a cada rato al ejército norteamericano (los portaaviones, helicópteros, soldados, la tecnología militar, los aviones caza, el Pentágono)... El orgullo de una nación (cuyo falso director ¿es la parodia de Von Sternberg?) es una ¿parodia? de "El nacimiento de una nación" (de D. W. Griffith... y la carreola es la parodia de la carreola en las escalinatas de El acorazado Potemkin, de Eisenstein). Esa es parte de la IDEA de Tarantino, ese es el subtexto según mis nervios... o el pretexto... o el contexto...o algún texto.

lunes, 14 de diciembre de 2009

BASTERDOS SIN GLORIA (2 de 3): La venganza de Tarantino

Queda claro que el mejor personaje es Hans Landa, y que el actor Crhistoher Waltz se lo apropia y su interpretación es la más destacada. Porque como ya lo había expresado, Tarantino es una bestia dirigiendo actores, pareciera que llegan con él y les exprime lo mejor de sí: Thurman, Travolta, hasta las viejas de A prueba de muerte se ven cabronas. Aquí yo nunca vi tan guapa y actuando tan bien a la alemana Diane Krueger (El apartamento, Troya); la Pequeña Francia -Mèlanie Laurent/Shoshanna- está de rechupete; Pitt, Roth (Death proof), Daniel Brühl (Adiós a Lenin, Bourne 3), y todo el cuadro actoral muy bien. Al que nunca pude ubicar fue a Mike Myers. ¡Aaaaah, ya!, a menos que sea el militar que "contrata" al soldado-crítico de cine alemán para participar en la Operación Kino (la Valkiria de Tarantino), que el director mata en la taberna, como su personal vendetta en contra de los críticos que lo escupieron por Death proof, supongo. La VENGANZA en sí es más bien la que Tarantino otorga a los judíos en contra de los nazis, la opción de hacerlo en nombre y representación de su personaje Shoshanna...
Inglorious basterds es el coctel de la segunda guerra mundial que preparó Tarantino con sabor a Doce al patíbulo (C. Bronson, John Cassavets), con aroma a El botín de los valientes (C. Eastwood, D. Southerland; con fotografía de GABRIEL FIGUEROA), con una pizca de El gran escape (Steve McQueen), sobre una base de su tan admirado Sergio Leone, con dientes musicales de Ennio Morricone, unos gramos de Cine negro... eso es lo más reconocible; porque BSG es una declaración de amor al Cine de su director, ya que "revive" al actor Emil Janings (el cándido profesor al que Marlene Dietrich le destroza el corazón en la excelentísima El ángel azul) cuando es presentado por Goebbels a la actriz espía (Krueger); menciona a doña Leni Riefensthal (El triunfo de la voluntad) y sobre todo al director P.G. Pabst que desconozco. Amén de salpicar la película con muchas referencias cinematográficas.

¡Música, maestro!.
Esta corresponde a la escena inical la cual, según yo, es el típico enfrentamiento entre vaqueros del spagutti western: es un duelo verbal, de miradas antes de desenfundar (charlas, discuciones en torno a una mesa con la cámara girando en torno a ella mostrando las caras de los comensales, planos-ecenas-cuadros-cómosellamen tan propios del estilo de Tarantino en toda su filmografía). La escena y esa música me cimbraron cuando la vi. La última película que lo había hecho de esa manera fue la escena de la medusa de Siete almas...

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