viernes, 18 de septiembre de 2009

VALS CON BASHIR: Animación atroz

La culpa. Todos hablan del genocidio militar israelí contra civiles y el protagonista, cuando joven soldado, estuvo ahí... Vals con Bachir es la nueva maravilla animada, para mí. Está con madres. Película israelita que documenta la guerra del Líbano en los 80´s, la invasión del Estado hebreo en respuesta a los ataques terroristas de grupos radicales ¿islámicos? (¿de Palestina?. No sé.). El estilo de animación recuerda un poco al anime (Akira, Ghost in the shell, Perfect blue y esas ondas), pero después adquiere toda una estética (?) propia que resulta muy atractiva: el cielo amarillo iluminado por las luces de bengala, más lo mejor es la historia en sí: un sujeto cuaretón, barbado y entrecano, se lanza a recuperar la memoria perdida cuando todos le dicen que él fue participe de una opercaión militar israelí en el Líbano, pero no tiente recuerdo alguno de los sucedido... aunque él estuvo ahí como combatiente.
Por momentos la técnica de animación, pero sobre todo el tipo de narración, remite a Despertanto a la vida/Walking life, de Richard Linklanter, aunque temáticamente está emparentada con otra maravilla animada, Persépolis (igualmente política pero no tan cruda como Vals...), y su singular y arriesgada animación recuerda la de Las trillizas de Belleville...
Lo más cabrón de esta película (o documental) es el contenido: el conflicto bélico y los efectos psicológicos que provoca en un individuo, que no es sino la metáfora de toda una nación (Israel) que, literalmente, finge demencia ante un cruel magnicidio cometido por sus fuerzas armadas contra una población civil... según mis piensos. Animación seductora acompañada por una hipnótca banda sonora en una historia im-pac-tan-te.
El avejentado protagonista en la actualidad, decide visitar a viejos camaradas y a varios actores de aquel acontecimiento, reconstruyendo lentamente el pasado mediante flashbacks con distintas versiones hasta que comprende la visión de sus sueños. Y el final no tiene madre, es de esos que hace que uno exclame: "Ssssss, ¡ah, no mames!" (tal cual). La escena final es simplemente demoledora, una visión fulminante y estremecedora de devastadores efectos mentales sobre el joven soldado protaginista que nunca supo por qué ni para qué fue testigo y actor omiso de un crimen atroz, que no le dejó impacto de bala pero que le dejó una herida que no cicatrizó en su subconciente...

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