domingo, 10 de agosto de 2008

2008: Odisea del Estado (1 de 3)

Primera Parte: Estado Total
En efecto, la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 fueron simplemente ESPECTACUALARES. Esos chinos se rifaron y han superado a Barcelona ’92 y Australia 2000. Y por lo poco que he visto en repeticiones, se puede decir que tiene toda la mano de Zhang Yimou. Porque su trilogía es así: visualmente son un deleite para la púpila, uno simplemente queda impactado por tanto “preciosismo”, que no es otra cosa sino auténtica belleza: los colores tan vivos, hermosos paisajes, música, vestimenta, decoraciones de los Palacios… todo, pero sobre todo Héroe y La maldición de la flor dorada, son inmensamente bellas, la fotografía es hipnótica, el diseño de arte es… es… para babear por los ojos. Como la Ceremonia de apertura.
China se presenta en sociedad como la potencia que pretende ser, o consolidarse como tal ante el mundo. Y siempre los Juego Olímpicos han sido usados como verdadera Propaganda gubernamental. Y el primero que potencializó el deporte olímpico a favor de un gobierno, fue Hitler en Berlín 1936. Y en ese aspecto, todos los Estados (los gobiernos) del mundo son “totalitarios”. Totalitarios en cuanto a que usan TODA actividad deportiva o artística a su favor a través de campañas gigantescas, con un mensaje de aparente bienestar social y económico al interior respecto a su propia población, como de orden y estabilidad política-finaciera hacia el exterior. Ejemplos abundan. La dictadura argentina le dio a su maltratado pueblo un poco de ENTRETENI-MIENTO organizando el mundial del 78, haciéndole olvidar sus muertos por un tiempo. México ni se diga, cuyo PRInche gobierno recetó una Olimpiada y dos Mundiales para hacer olvidar el hambre y las recurrentes crisis sexenales a un pueblo futbulero de fácil distracción y corta memoria. Hasta la religión es aprovechada, ya en tiempos recientes a alguien se le ocurrió la brillante idea de lucir al Papa en repetidas visitas a esta tierra de Los olvidados por Dios y sus gobernantes. Los Estados emplean todo para moldear a sus pueblos. Y el Cine no es la excepción. Los gobiernos dizque posrevolucionarios, mafias agrupadas y "legitimadas" por la Institucionalidad, se dieron a la tarea de homogenizar al pueblo educándolo con los mártites caidos en batalla a través de algunas películas de la Revolución, para luego exaltar el nacionalismo mediante historias netamente propagándísticas en época de guerra. Como una de Pedro Infante sobre el Himno Nacional, y otra de Joaquín Pardavé sobre la preferencia de una tortas bien "mexicanas" por sobre las gringaderas de jotdogs, o aquella película sobre el legendario Escuadrón 201. El Cine al servicio del Estado.
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